Maria Burrel
Diputada provincial de Ciudadanos
Tengo que confesar que, de un tiempo a esta parte, estoy particularmente sensibilizada, ofendida y casi avergonzada con la descarada falta de limpieza, aseo urbano y la desidia que se observa por las calles, plazas y jardines de Lleida. Y reconozco que me da mucha envidia cuando viajo a otras ciudades de España, porque tengo la sensación de que son ciudades queridas, tanto por sus administradores como por sus ciudadanos. Lleida no parece gozar de esa estima y respeto, ni por parte de los gestores municipales ni por parte de algunos vecinos incívicos.
Y es que en Lleida vivimos uno de los peores momentos en lo tocante al aspecto urbano. Los responsables del ayuntamiento parecen haber logrado algo: democratizar y universalizar la mugre y el descuido de la capital de Ponent. Lo mismo podemos encontrar jardines, parques y aceras infectas y mugrientas en Mariola, en Cappont o el Clot, como en la calle más transitada de la ciudad –la Calle Mayor– o el centro histórico y monumental. Trato igualitario para todos. La suciedad de todos para todos. Suciedad democrática y universal. La indecencia igualitaria que nos une a todos en un mismo ambiente de desidia y degradación. Ni una acera sin porquería, ni un jardín sin basura, ni una plaza sin su mugroso rincón.
La suciedad de la ciudad se ha convertido en protagonista de noticias, de tertulias y de comentarios en todos los medios. Contenedores a rebosar invadiendo las calles, hedor de orines y deposiciones de perros sembrando las aceras, roedores correteando de un lado a otro, parques y parterres resecos, montañas de hojas caídas sin recoger. La lista es infinita y la paciencia finita porque la suciedad, aspecto clave de la desprolijidad de una ciudad, es mucho más que un aspecto estético que afea nuestra capital, que molesta por igual en verano como en invierno, que afecta a la salubridad y al cuidado del medio ambiente, que impacta en todo el panorama urbano, pero en especial, en determinados barrios. Lleida está en un continuo abandono, en un deterioro progresivo. Y el problema es que nos estamos acostumbrando y parece que la naturalización de este fenómeno nos ha quitado la capacidad hasta de asombro. Y duele. Aún más cuando sabemos que todo el dinero que aportamos como contribuyentes –en la ciudad con el IBI más elevado de todo el país– se malgasta mientras los problemas que realmente importan no se solucionan.
Probablemente, la casi total falta de sensibilidad de nuestros gobernantes municipales a la hora de tener y mantener limpia la ciudad sea una prolongación natural de la misma falta de educación cívica e insensibilidad de algunos vecinos incívicos a la degradación que lo preside todo. Puede ser que tengamos lo que nos merecemos y, por fin, hayamos podido conquistar el más alto grado de suciedad democrática, igualitaria y universal.
La esperanza es lo último que se pierde y creo firmemente que esta situación puede revertirse, pero sólo si hay voluntad política, si hay compromiso verdadero con la ciudad y con los ciudadanos. Las soluciones no son novedosas, hay un sinfín de experiencias exitosas en distintas partes del mundo; sólo hay que asumir un compromiso a corto, medio y largo plazo, a través de medidas y decisiones firmes para eliminar –además de la basura que nos rodea–, la ineficiencia, impericia y desidia de varios años de gestiones poco memorables. Nosotros estamos para aportar soluciones para la comunidad y para todos los ciudadanos. Por ello, proponemos que desde ya mismo se amplíen los horarios de las minideixalleries que se encuentran situadas en las calles del Nord, de las Roses y Hermanos Izquierdo, que se instalen cámaras de videovigilancia en las puertas de estos locales para que se pueda hacer un seguimiento y control de las personas que abandonan los residuos fuera de los horarios establecidos y provocan actos incívicos, y que en los próximos presupuestos municipales se prevea la partida presupuestaria adecuada y suficiente para implementar un programa de limpieza y mantenimiento del espacio y del mobiliario público. Desde Ciudadanos seguiremos presentando medidas y propuestas para que Lleida sea un lugar más habitable y con una carta de presentación que esté a la altura de esta ciudad. Porque Lleida, es capital.