En las pasadas elecciones municipales de 2015, Ciudadanos entró por primera vez en el ayuntamiento de Lleida, conocido como la Paeria. La peculiar composición del mismo ha posibilitado que el grupo municipal de Cs haya logrado acuerdos y protagonizado hechos que levantan ampollas en los partidos y entidades secesionistas. Décadas sin que nadie usara el castellano de forma habitual en los plenos y décadas sin que nadie osara intentar cambiar el status quo que hacía que el castellano estuviera relegado en la administración pública local. Décadas de auto complacencia y de silencio que de pronto, gracias a la labor de cuatro concejales voluntariosos, se interrumpen, materializándose actuaciones encaminadas a conseguir una realidad largo tiempo reivindicada: que todos los catalanes tengan derecho a dirigirse a la administración en cualquiera de las lenguas oficiales de Cataluña.

Así, entre otras cuestiones, se han llegado a acuerdos con el equipo de gobierno para que los más de quinientos trámites que se pueden realizar a través de la página web del ayuntamiento, el ciudadano pueda optar por realizarlos en catalán o en castellano. Un sencillo clic y aquella persona que lo desee se inscribe en la lengua que prefiera. Un botón que es un símbolo, más que una herramienta, porque permite a cualquier persona elegir libremente la lengua en la que se comunica con la administración. Porque esto no va de lenguas, va de libertades.

Porque cuando a un vecino se le obliga a acercarse a un mostrador y pedir expresamente un documento en castellano y que sólo existe en catalán, se le está obligando a significarse públicamente y eso, en Cataluña, implica que se le coarta la libertad.

El nacionalismo imperante se vanagloria de la falta de quejas o protestas frente al monolingüismo pétreo que han impuesto en todos los sectores públicos y buena parte de los privados. Evidentemente oculta el hecho de que eso ha sido posible gracias a la imposición en las normas públicas y las sanciones a quienes no cumplan dichas normas. Y gracias a la complicidad e inacción de aquellos partidos que debiendo defender las libertades y derechos de los ciudadanos, decidieron conscientemente mimetizarse con el nacionalismo y evitar reproches, insultos o incomodidades.

Defender las libertades de todos no es fácil. En una ciudad pequeña, capital de provincia, de ciento cuarenta mil habitantes, rápidamente te conviertes en el blanco de todas las iras nacionalistas. Tras el acuerdo para implementar gradualmente el castellano también como lengua de uso en el ayuntamiento, las entidades y partidos independentistas movilizaron a sus afines y organizaron una serie de actos encaminados a forzar la revocación de esos acuerdos: Manifestaciones en la plaza de la Paeria, mociones en los plenos, presión mediática, reacciones virulentas en redes sociales e incluso quejas en el Síndic de Greuges de Catalunya, el Defensor del pueblo catalán. ¿La última? El grupo municipal de ERC “denuncia que imponer el bilingüismo en los trámites administrativos incumple la Ley de Política Lingüística del 98” . Así, sin asomo de ningún pudor. Los que se han vanagloriado de incumplir todo tipo de leyes por boca de su ex senador Santiago Vidal en conferencias por toda Cataluña. Los que llevan a unos señores independentistas castellanohablantes al Congreso de los Diputados. A defender la secesión de Cataluña en castellano pero a los que les quieren impedir que puedan inscribir a sus hijos en las actividades municipales de verano en castellano. Cuanto cinismo.

De los quinientos trámites antes mencionados, sólo se pueden realizar en castellano una veintena. Veinte de quinientos. La intención del grupo municipal de Cs es que al acabar el mandato la mayoría de estos trámites se puedan realizar también en castellano. Por ello, ERC nos acusa de “querer castellanizar la Paeria”. No se enteran. No son las lenguas, son los derechos y las libertades de los ciudadanos. Y la defensa de los mismos.

Ángeles Ribes, portavoz del grupo municipal de Cs Lleida

Artículo publicado en Segre (21.2.17)

Artículo publicado en La Mañana (27.2.17)