Probablemente, el pago de impuestos sea una de las circunstancias que más desagradan a los ciudadanos. Es normal. A nadie le gusta ver cómo el fruto de sus esfuerzos va a parar al impersonal concepto de “ingresos de las administraciones públicas”. Pero en un sistema redistributivo como el nuestro, esos ingresos son esenciales para poder prestar los servicios públicos que a su vez demanda esa ciudadanía.

En el caso de los ayuntamientos las vías de ingreso son básicamente: el IBI, el IAE, la recaudación por tasas diversas y la participación en los tributos del estado. Esta participación es irrisoria. De hecho, una de las propuestas electorales de Ciudadanos es subir esas participaciones en un 15% del IRPF y un 2% del IVA. Pero mientras no haya un gobierno en Madrid y no podamos negociar este y otros puntos similares, debemos ajustarnos a lo que disponemos. Ya en el programa electoral de 2015, Ciudadanos apostaba por la congelación de los tributos locales y por un mayor control del gasto para poder sanear las finanzas municipales. Además, solicitábamos acogernos a una bajada del tipo del IBI para así poder disminuir la plusvalía un 18% y dar un respiro a aquellos que tenían que vender o heredaban inmuebles. Ahora que toca otra vez hablar de ordenanzas fiscales, volvemos a encontrarnos frente a la montaña rusa de propuestas de todo tipo del IBI. Desde bajadas lineales del 3% del PP o el 5% de CiU, hasta la subida al tipo máximo en diferentes versiones de ERC, Crida y el Comú.

Sorprende el cinismo del Partido Popular, que por un lado aquí hace bandera de bajadas de IBI para los sufridos ciudadanos y por otra parte su gobierno en funciones provoca una escandalosa reconversión de inmuebles rústicos en urbanos para recaudar más asfixiando a los agricultores, por no hablar de que esta misma semana le ha ofrecido a Bruselas una subida del IBI para paliar el déficit español.

Pero la propuesta que más ha dado que hablar es esa posibilidad de aumentar los tipos a los inmuebles no residenciales de mayor valor catastral. La ley dice que del 100% de dichos inmuebles solo se podrán gravar el 10% de mayor valor en cada uso. Para que nos entendamos, de las comunidades de propietarios, locales comerciales, almacenes, gimnasios, cines, industrias, oficinas, hospitales, clínicas, etc., los que encajen dentro de ese 10% de mayor tamaño verían gravado su IBI al tipo máximo, que es del 1,24. En nuestra ciudad estamos hablando de 4.650 recibos, que generarían ingresos de hasta 3 millones de euros aproximadamente. No suena mal, hasta que te enfrentas al listado de recibo y compruebas que la subida real sería del 30% de la cuota del IBI y que tras estos recibos hay una multitud de pequeños empresarios, autónomos, propietarios de locales que los tienen alquilados para comercios o almacenes, dueños de solares sin urbanizar, etc. Personas con nombres y apellidos, algunos generadores de empleo y otros que decidieron ahorrar invirtiendo en un local o almacén. Y por supuesto también hay grandes industrias con 300 puestos de trabajos y administraciones públicas como la Generalitat, que ya debe una millonada a la ciudad y que dudo que pagara alegremente esos nuevos recibos.

Pondré varios ejemplos sin citar nombres, por supuesto: desde una cooperativa frutera que vería aumentado su recibo en 15.600€, pasando por una empresa de transportes que lo vería aumentado en más de 10.000€, hasta una comunidad de propietarios de un parking en Pardinyes que se le subiría en 360€ o un electricista cuyo recibo subiría 30€ más. Es decir, que por un lado estos partidos se escandalizan con nuestro IBI, uno de los más caros de España, y por otro pretenden subirlo con la excusa de que pague más quien más tiene. Pero hablamos de inmuebles no residenciales, no de viviendas… Aquí no va a pagar más el que tiene el chalet más grande (cosa que ya sucede) sino ese autónomo, con tres furgonetas y cuatro empleados, que necesita un almacén más grande para su maquinaria o paquetería, que tiene que hacer virguerías todos los meses para que le cuadren los números de su empresa y que según los flamantes economistas de ERC, la Crida y el Comú es un ricachón al que se le puede freír a impuestos.

Desde Ciudadanos creemos necesaria una nueva fórmula de financiación de los ayuntamientos. Ya hemos hecho una propuesta en ese sentido. Pero mientras no se lleve a cabo, creemos que lo más sensato es seguir con los tributos congelados, apostar por un mejor control del gasto y prestar la mayor ayuda posible a las familias que lo pasan peor. También llevaremos propuestas de ese tipo al próximo debate de presupuestos. Con sentido común, sin demagogia y sin irresponsabilidades.

Ángeles Ribes, portavoz del grupo municipal de C’s Lleida

Artículo para La Mañana (24-10-16)