En las pasadas elecciones del 21D en los barrios de la Cataluña predominantemente obrera el apoyo electoral se decantó mayoritariamente por Ciutadans y partidos constitucionalistas. Días después emergieron sin rubor comentarios supremacistas de desprecio por parte del independentismo hacia la clase obrera en redes, tertulias y columnas de opinión. Cuatro meses después los sindicatos CCOO y UGT, en vez de ser críticos con la fuga de empresas, la inestabilidad, los cortes de carreteras y el perjuicio a los trabajadores se alinean con la élite nacionalista que tan a menudo menosprecia a los ‘charnegos’ trabajadores que no buscamos trato de favor, ni su aprobación ni palmadas en la espalda.
CCOO y UGT prefirieron manifestarse al lado de los que nos preguntan ¿Por qué no te vas a Cádiz? en vez de velar por el interés general de la clase trabajadora, independientemente de cómo piense y cómo vote en unas elecciones.
CCOO y UGT rinden pleitesía ante las políticas identitarias, ante los que se saltan las leyes, a los que promueven recortes e insolidaridad territorial entre compatriotas, amigos y familiares; desvirtuando así la misión tradicional de los sindicatos, que es la de defender a la clase humilde y trabajadora, en vez de apelar a mitos nacionalistas.
Empiezan las bajas en estos sindicatos, cuya falta de autocrítica les impide comprender por qué la mayoría de gente obrera no comulga con el separatismo. No sólo recibimos los desprecios y coacciones de la nueva élite nacional-burguesa catalana, los que supuestamente deberían defendernos se van con ellos de la mano.
Tomaré prestada la frase del Mayor Trapero: “Bueno pues molt bé pues adiós”. Quienes se dieron de baja ya encontrarán el respaldo de otros sindicatos que no se avergüencen de sus orígenes, su acento ni sus sentimientos.
José Luis Osorio, concejal de Cs Lleida