Además de cierto diálogo absolutamente definitorio de cómo andan las cosas en la sociedad catalana, estos días también se ha hecho viral un vídeo de un concierto de Joan Manuel Serrat en Barcelona. En él puede escucharse a un espectador gritándole: “Canta en català, que estem a Barcelona!” y la respuesta del cantante. Respuesta bien mesurada, por cierto.

Hace unos meses, la Universidad de Lleida le concedía a Joan Manuel Serrat el título de Honoris Causa. Los que tuvimos la suerte de acudir, pudimos escuchar un discurso en el que además de reivindicarse a sí mismo como un charnego, hacía un elogio de la comprensión de la diversidad y de la tolerancia de la diferencia que aprendió en casa y en la calle, este hijo de padre catalán y madre aragonesa.

El discurso está colgado en la web de la Universidad de Lleida. Se lo recomiendo. Es un ejercicio entrañable de recuerdos de infancia y juventud, del placer de cantar y de no encontrarán en él resquemor ni rencores pasados o actuales.

A Joan Manuel Serrat le han criticado por cantar en catalán y por cantar en castellano. Como si las dos cosas fueran incompatibles. Como si tener dos lenguas y usar la que le apetece en cada momento fuera una anormalidad. Como si ser bilingüe por herencia familiar no fuera lo más deseable además de lo más común en la sociedad catalana.

Cuando Ciudadanos entró en el Ayuntamiento de Lleida en 2015 uno de los propósitos que llevábamos era precisamente conseguir que esa normalidad de uso indistinto del catalán y el castellano en la sociedad, en la calle, también se llevara a cabo en la administración pública en Cataluña. Y rompimos uno de los tabús más acendrados en las administraciones catalanas: el uso del castellano en los plenos del Ayuntamiento y la Diputación de Lleida dejó de ser una anomalía criticada y rechazada por los intolerantes para pasar a ser algo habitual en nuestras intervenciones. Los cuatro concejales del grupo municipal de Ciudadanos usa en los plenos y comisiones la lengua que desean. Sin cuotas y sin imposiciones. En completa libertad.

Y quisimos que eso mismo sucediera con la lengua de relación de los vecinos de Lleida con su administración. Que pudieran escogerla en plena libertad y sin tener que dar explicaciones a nadie. Esta medida, denostada hasta la náusea por los partidos separatistas y por los que sorprendentemente dicen no serlo, pero siempre actúan como si lo fueran no respondía a un capricho de nuestro partido. Respondía a la realidad social que tozudamente se rebela contra el relato oficial separatista. Y así lo demuestra una encuesta realizada por Gesop en enero de 2017, con un muestreo de 1.600 entrevistas y con un error de 2,5 % en toda Cataluña.

A la pregunta de cómo creen los ciudadanos que debería ser la enseñanza obligatoria en Cataluña, un 1,2% no se pronuncia, el 0,5% responde que sólo en castellano, un 8,8% considera que solamente en catalán, un 14,4% que bilingüe en catalán y un castellano y el abrumador 75,6% restante declara que debería ser trilingüe en catalán, castellano e inglés. Justo la apuesta programática del partido más votado en las elecciones del 21D en Cataluña.

Así que no lo duden: frente a los gritones intolerantes, ya sea en conciertos de música o en otros ámbitos, Ciudadanos va a seguir luchando por conseguir que esa normalidad en el uso indistinto de una lengua u otra que reclama la sociedad catalana sea una realidad en la administración pública. Y en el ámbito musical, a un cantante como Joan Manuel Serrat algunos le admiraremos por la calidad de sus versos y de sus canciones. No por el idioma en que las canta.

Ángeles Ribes, portavoz de Cs Lleida

Artículo publicado en Segre (25-12-18)