Hace más de un año que una rubinada del rio Sió, se llevó la vida de 4 personas en Agramunt. Hay una investigación judicial en curso y en el Parlament compareció hace tiempo el Director General de Protecció Civil para dar su versión de los acontecimientos al conjunto de los grupos políticos.
Lógicamente el que está en el gobierno es el responsable de lo bueno y también de lo malo. Aunque nuestro sistema tiene repartidos los papeles de gobierno y de oposición: unos intentando  atribuirse méritos y despistar deméritos, y los otros todo lo contrario. Lo que sucedió en Agramunt considero, y a mis intervenciones parlamentarias me remito, no es un tema político. Es un tema de humanidad responsable.
El Director General nos vino a sacar pecho de que toda la actuación había sido perfecta. Lógicamente la pregunta fue sencilla: Si toda la actuación fue perfecta, ¿cómo es que hubo cuatro muertos?. Evidentemente, el exceso de soberbia y la falta de autocrítica son sumandos de resultante negativa. Y así se lo trasladé al Director. Siempre en tono constructivo y exigencia de detección de errores, para su corrección. No debería ser política, sino respeto a los muertos y compromiso con los vivos, que cada noche nos vamos a dormir, al lado de un río.
Hace tiempo que desde el grupo de C’s hicimos preguntas escritas al gobierno, solicitando información sobre la investigación realizada, las conclusiones a las que se había llegado y las medidas correctoras que se han aplicado, pero de momento…. no hemos obtenido respuesta.
Vista la inacción del gobierno, el Ajuntament de Agramunt, unilateralmente, decidió adquirir unos sensores para instalar en su término municipal, no dudo que con la mejor intención: la de auto protegerse desde la experiencia y el dolor vivido.
Porque cuando las aguas vuelven a su cauce, se limpia el barro y se secan las lágrimas; es momento de hacer análisis serenos y rigurosos.
Si la noche de la catástrofe el Ajuntament hubiera dispuesto de los sensores tampoco hubiera cambiado absolutamente nada. Por qué las máquinas lo único que hacen es enviar datos, que alguna persona debe recoger e interpretar para gestionar su respuesta. Y los ajuntaments no disponen de recursos técnicos, ni humanos, ni horarios, ni calendarios suficientes para los caprichos climatológicos. Y lo único que hubieran podido certificar, de haberlos tenido, como los tendrán, es “que el río se estaba desbordando” sin poder cambiar en nada, lo trágicamente acontecido.
Los tienen políticos mucha tendencia a decir “es que hemos invertido tantos euros en….”. Y con eso, efectivamente, se consigue un titular de prensa, pero el binomio “inversión – eficacia” con frecuencia se deviene no directamente proporcional. Por ello, esta semana se debatió en el Parlament una Propuesta de Resolución presentada por Ciutadans en la que se pedía al gobierno que coordinara y optimizara los sistemas de alertas. Mientras desde Ciutadans procuramos por las necesidades de los ciudadanos y sus pueblos, otros están más preocupados por repetir el 9-N y tapar con la estelada los casos de corrupción como el Palau o el del 3%. Y, aunque se aprobó por unanimidad de todos los grupos, como líderes de la oposición seguiremos fiscalizando las actuaciones del gobierno. En definitiva, pedimos al Gobierno que gobierne, que asuma sus responsabilidades, que abandone la política del teatro y el discurso victimista del “profe me tiene manía” y que se dedique a resolver los problemas reales.
El río es una metáfora de la vida, (puede no caer una gota en Agramunt, pero la lluvia aguas arriba puede provocar una catástrofe). Pensar en pequeño, encerrarnos en nosotros mismos, en el mejor estilo Trump, puede ser momentáneamente llamativo. Pero en una economía globalizada y en un ecosistema llamado “planeta tierra” es un error histórico que devendrá nefastas consecuencias.
Personalmente, no me gusta hablar de “este país”, prefiero la expresión “esta tierra”. Pero aparte de frases hechas o debates lingüísticos, creo que lo que esta tierra no necesita son políticos iluminados. Lo que nos hace falta son políticos serios y responsables. Estilo hobbit, sin obsesión por el anillo, para poder derrotar a los Saurones de nuestro tiempo y atravesar la Tierra Media, en busca de un futuro mejor para todos los ciudadanos.