En un lugar de Catalunya de cuyo nombre no me quiero acordar, un concejal que forma parte del equipo de gobierno en una de las listas  independentistas, me comentaba –¡La gente no sabe lo que dice!, el egoísmo es mezquino y sobretodo, peligroso.–
–Tú te crees! – Me explicaba. – Me viene el otro día al Ayuntamiento el presidente de una comunidad de vecinos para notificarme, que en la última junta habían acordado incorporar al Estatuto de la comunidad, una disposición adicional en la que se obligaba al Ayuntamiento a invertir en su calle, (además de lo que ya invertimos actualmente), un porcentaje fijo calculado sobre la suma de la renta de los vecinos. Como es un una comunidad de alta renta per capita, están convencidos que de esta manera saldrán ganando en servicios. –
Les he respondido, que el Ayuntamiento tiene sus propios presupuestos y que con ellos atiende las necesidades de su comunidad y las del resto de comunidades que conforman la ciudad.  Me han insistido en que en su Estatuto habían escrito una disposición adicional, votada por los vecinos y que por lo tanto el consistorio, si era demócrata, estaba obligado a cumplirlo. Le he tenido que corregir. – Podéis escribir lo que queráis en vuestro Estatuto, como si queréis poner que el Ayuntamiento tiene que instalar un estanque de cisnes coreanos y pagar un aparca coches en la puerta, pero no lo haremos porque las leyes son jerárquicas y unos pocos, no pueden condicionar las necesidades del conjunto, no solo porque es ilegal, sino porque a corto plazo derivaría consecuencias perjudiciales. –
Muy airado me ha espetado que – El Ayuntamiento les robaba porque era su  dinero, y por lo tanto podían disponer a conveniencia. –
Hemos dejado la conversación por imposible, incapaz de hacerle  entender que el agua con que se ducha y los Kw con lo que se alumbra vienen de lejos, que la recogida de la basura, la seguridad ciudadana, la sanidad, la educación y el resto de los servicios que nos identifican como una sociedad moderna no son viables en un edificio aislado.
Tiene su gracia el relato. Le he explicado que eso que veía tan claro en su Ayuntamiento es exactamente la Disposición Adicional Tercera del  Estatut de Catalunya, que siempre invocan los independentistas, como argumento del España nos roba.
– Hombre, no es lo mismo. – Se ha apresurado a responderme sin más argumento.
– Claro que es lo mismo, en otra proporción, pero en la misma lógica.– Le he respondido mientras, escuchándole recordaba a Don Quijote diciendo –“Yo, si sé quién soy”.

Javier Rivas, diputado de C’s por Lleida en el Parlament de Cataluña.

Articulo publicado en La Mañana (5.11.16)