“Ets de fora”. Es curioso hablar de este concepto, pero es lo primero que escuché cuando decidí tener en Lleida mi residencia habitual, allá por el año 1990, cuando comencé también a relacionarme con los habitantes de estas tierras, que durante los primeros 24 años de mi vida habían sido mis vecinos.

¿Qué es ser de “fora”? ¿Dónde empieza la línea o el círculo que te permita no serlo? Todavía recuerdo cuando mis padres me traían a la calle Mayor a ver “lo Baratillo”. Para mí no empezaban las fiestas hasta que no veía aquella fachada llena de juguetes. También recuerdo que todos los lunes veníamos con mi madre en el “cuatro latas”, nombre cariñoso con el que se denominaba al famoso Renault 4, para comprar al por mayor todos los productos que después vendíamos en la pequeña tienda que teníamos en Binéfar.

No creo que mi madre pensara que se iba “fora” cuando vino a parir a la clínica Montserrat de Lleida a mi hermana, ni mi familia cuando hospitalizamos a mi madre con un cáncer terminal y que tan maravillosamente atendieron en el Hospital Arnau de Vilanova.

Entonces, ¿el concepto contrario es estar “dintre”? ¿Y quien da los carnets de pertenencia? ¿Quién lo decide? ¿Y qué requisitos se han de cumplir para formar parte de no sé qué? Hace unos años, estando yo en el sepelio por la muerte de la madre de un amigo, escuché a una mujer decir a otra, que la pobre difunda “era de fora”. Esa mujer llevaba viviendo en Cataluña des de los 14 años. ¿Cómo es posible que después de sesenta años viviendo aquí no se hubiera ganado el derecho a estar “dintre”?

Sé que la mayoría de las personas de “dintre”, no lo utilizan de manera despectiva, pero a los que venimos de “fora” nos suena muy extraño, porque no imagino a nadie de Madrid o de Zaragoza o de cualquier otra ciudad utilizar el “eres de fuera”.

No veníamos de fuera, porque ya estábamos dentro.

José María Córdoba, concejal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Lleida.