Cuando en estas últimas semanas conseguimos hacer retirar la mayoría (sí, hay quienes todavía se creen por encima de la ley) de las banderas esteladas, los lazos y las consignas separatistas de los edificios institucionales de la Generalitat, la Diputación y el Ayuntamiento un periodista tildó a esta actuación la “guerra de los lazos”. No estamos de acuerdo. Lo de los lazos no es una guerra, sino una batalla más dentro de una guerra mucho más grande. La guerra de las ideas.
Porque durante mucho tiempo hemos tenido que oír que los lazos son un acto de libertad de expresión, y no es así. Los lazos no son ningún acto de libertad de expresión, son una expresión política. De legitimidad cuestionable, pero indudablemente legal. Salvo excepciones. Hay casos en los que no podemos ni debemos aceptar lazos o cualquier otro tipo de expresión ideológica. Uno de estos casos son las instituciones públicas. Las administraciones. Los servicios públicos que nos pertenecen a todos. A todos. Sin importar lo que pensemos u opinemos. Del mismo modo en que a la hora de pagar el IBI no nos preguntan si votamos amarillo o naranja, los ciudadanos tampoco tenemos por qué soportar cómo nuestros servicios públicos rebosan ideología política.
¿Acaso preguntamos las simpatías por uno u otro partido al pediatra antes de que examine a nuestros hijos? ¿Necesitamos conocer las preferencias políticas del trabajador público que nos atiende para poder empadronarnos? ¿Le preguntamos a la Guardia Urbana qué es lo que votó antes de hacer una denuncia? No, no y no. No lo hacemos, porque ni necesitamos saberlo, ni nos debe importar nada. Porque estamos ante servidores públicos, que nos prestan su servicio de forma profesional sin importar lo que piensen ellos o nosotros.
Y si pedimos esta profesionalidad a los servidores públicos, debemos exigirla a nuestras instituciones. Con más motivo. Nuestras administraciones deben ser necesaria y obligatoriamente neutrales para demostrar que no tienen preferencia por ningún grupo de ciudadanos a la hora de prestar sus servicios. Y por ello lazos, pancartas, banderas o fotografías reivindicativas de políticos no tienen cabida en las administraciones públicas.
Por todo ello desde el grupo municipal de Ciudadanos Lleida hemos luchado para garantizar que las calles sigan siendo espacios libres de ideología más allá de la estipulada. Y también para que todas las administraciones mantengan la neutralidad institucional que se les supone.
Por todo ello mantenemos que la retirada de lazos y otros símbolos separatistas de la Diputación, la Paeria o los edificios de la Generalitat no es una guerra de los lazos, sino una batalla más dentro de esta guerra de las ideas, de la guerra por el respeto a Ley. Por el respeto a todos los ciudadanos.
Porque defendemos que la libertad de expresión tiene las mismas limitaciones que cualquier otro derecho fundamental, y termina cuando se transforma en amenaza o coacción. Porque tenemos derecho a ser tratados con el mismo respeto por cualquier administración. Porque nadie tiene derecho a imponernos su ideología. Porque todos somos iguales ante la Ley. Y esa igualdad es la que nos permite ser realmente libres.
¿Y quién defiende esos derechos? La Justicia. Y lo hace a través de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre ellos, por supuesto, los Mossos d´Esquadra. Que son los que han hecho cumplir el requerimiento de la Junta Electoral y han retirado los lazos que estaban en la fachada de la Paeria, colocados por la CUP. Porque nadie, nadie, y menos aún los que debemos dar ejemplo por ser servidores públicos, estamos por encima de cualquier ciudadano a la hora de respetar las leyes. Iguales ante la ley, iguales en libertades.
 
Ángeles Ribes, portavoz de Cs Lleida
Artículo publicado en Segre (9.4.19)
Artículo publicado en La Mañana (17.4.19)