En el pleno del pasado día uno de julio, la agrupación de electores del Comú presentaba una moción, que a juzgar por el título y su posterior autoenmienda a la misma, parecía cargada de buenas intenciones y fácil de sumarse a ella por el resto de grupos municipales, independientemente de su ideología.
“Por la publicación de los decretos de alcaldía en cumplimiento de la Ley de Transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno” Así a bote pronto, suena bien… ¿quién no querría la máxima transparencia en cuestiones de administración pública? Si, la música suena bien, pero el problema es otro, el problema es la letra de la cantinela.
Y es que esta agrupación lleva tiempo apropiándose el mérito de ser los únicos que luchan por la aplicación de la Ley de Transparencia o por la fiscalización de la acción de gobierno. Aunque la realidad es otra: a día de hoy lo único que han hecho ha sido presentar pleno tras pleno y comisión tras comisión una batería ingente de preguntas y propuestas cuya respuesta y resultado no les ha interesado lo más mínimo, pero que les ha permitido decir que están fiscalizando y auditando al equipo de gobierno.
Y no es cierto. Lo único que han conseguido es sobrecargar de un trabajo inútil al personal del ayuntamiento, el cual ya está falto de efectivos por unas leyes administrativas injustas que les obligan a multiplicarse para poder llevar a cabo el trabajo diario. Un trabajo, por cierto, que ya implica desarrollar la Ley de Transparencia y la nueva Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas que conllevarán la creación de una administración electrónica mucho más efectiva y transparente. Por ponerles un símil: imaginen que ustedes son técnicos profesionales en una empresa en la que la crisis ha hecho mella, así que la contratación de personal se ha congelado a pesar de haber aumentado el volumen de trabajo. Imaginen entonces que aparece un nuevo encargado con los humos muy subidos, que además de exigir que trabajen más rápido, obliga a hacer un informe diario de todas las actividades que tienen que hacerse. Seguro que se hacen una idea aproximada.
Pues todo este peso recae en unos empleados públicos sobre saturados, con unos medios técnicos, muchas veces inadecuados y con una falta de medios humanos más que evidentes.
Desde la oposición uno puede dudar si el equipo de gobierno está haciendo todo lo necesario para que el funcionamiento de la Paeria sea el adecuado y correcto. Insisto, es legítimo. Pero cosa muy distinta es poner al personal público en situaciones de imposible cumplimiento mediante mociones que se podrían haber tratado en la comisión correspondiente tras consultar el cómo y cuándo se pueden llevar a cabo las acciones requeridas. Dichos decretos son fiscalizados por parte de todos los grupos, con acceso a todos los expedientes que se generan. Esos expedientes afectan a vecinos de la ciudad, con nombre y apellidos, que tienen todo el derecho a que se garantice la privacidad de sus datos y que no sean de dominio público, cosa que hace la Ley de Protección de Datos y que en muchas ocasiones choca frontalmente con la Ley de la Transparencia.
Así pues la publicación de los decretos de alcaldía, que son unos nueve mil al año, debería hacerse anonimizando gran parte de ellos, cosa que comportaría una doble carga de trabajo para los trabajadores que deberían hacer dos listados: uno el completo, con acceso a través de la herramienta ‘open share’ a la que tenemos acceso los concejales de los grupos, que conviene recordar que tenemos una obligación de confidencialidad y responsabilidad por el cargo que ostentamos, y el otro listado, el publicable en web, necesariamente capado para no incurrir en problemas de divulgación de datos personales, algunos de muy alta protección.
Y ese, y no otro, ha sido el motivo por el cual el grupo municipal de Ciudadanos ha votado en contra de esta moción. Porque a quienes pone en la picota es a los trabajadores municipales que deberían darle cumplimiento, obligándoles a tomar la decisión de no poder llevar a cabo las funciones habituales que tienen encomendadas o satisfacer el afán de notoriedad de un grupo que no es ejemplo de nada, precisamente…
Probablemente, cuando los procedimientos de la nueva administración electrónica funcionen de forma correcta y todos los departamentos que tienen competencias en los diversos expedientes estén optimizados, la publicación de estos decretos pueda ser automática. Mientras eso llega, nuestra visión como oposición es el ejercicio de la misma de forma responsable. Fiscalización de la acción del equipo de gobierno, sí. Cada mes se hace la correspondiente revisión de los citados decretos. Postureo que pone en duda la labor de los funcionarios o los somete a sobrecargas de trabajo, no.
Como ya dijimos en el pleno, la nuestra era una posición difícil, porque lo fácil, lo bonito y también lo demagogo era sumarse a esta moción. Pero Ciudadanos no toma sus decisiones porque sean fáciles. Las toma porque las cree correctas y acorde con sus principios, y si son difíciles, adelante con ellas de todos modos. Cualquiera que vea los vídeos de este pleno, podrá observar cómo les comento a estos señores que sabía perfectamente que iban a poner en marcha a sus propagandistas en redes de forma inmediata para despellejarnos y decir que no estábamos a favor de la transparencia en el Ayuntamiento. Cosa que ocurrió de inmediato. No importa. A Ciudadanos le importa priorizar dentro de la misma aplicación de la Ley de la Transparencia, y hay otras cosas más urgentes, lo vendan como lo vendan. ¿Que el resto de grupos se sumó a esta moción? Cierto. Como también es cierto que uno de esos concejales me reconoció que sabían que la moción era irrealizable y ponía al personal del Ayuntamiento en una posición imposible, pero que no tenían el cuajo ya de votarla en contra, sino siquiera de abstenerse… Por el qué dirán y las críticas negativas, ya saben.
Pues bien, el grupo municipal de Ciudadanos toma y seguirá tomando sus decisiones velando por los intereses de los vecinos de Lleida, y por supuesto de los empleados públicos, sin importarle lo más mínimo lo que digan o vayan a decir las terminales mediáticas de un grupo que sigue manteniendo en su cargo de concejal a un señor que admite en una comisión que las acusaciones gravísimas que hace no son otra cosa más que una sarta de mentiras. Un grupo que da lecciones de transparencia y se comporta como una nueva inquisición hacia los demás pero que es incapaz de hacer limpieza interna y de hacer dimitir al embustero. Ese grupo.
Ángeles Ribes, portavoz del grupo municipal de C’s Lleida
Artículo de opinión publicado en La Mañana (8-7-16)