Cada 11 de septiembre el alcalde de Lleida, como viene siendo tradición desde hace unos años, participa activamente en las celebraciones institucionales de la Diada que conmemora la caída de Barcelona en 1714. Todos los alcaldes catalanes de hoy parecen alineados sin fisuras del lado del bando perdedor, aquel que defendían los partidarios del pretendiente Carlos de Austria.
La guerra que finalizó para los catalanes aquel día de septiembre, nos comenzó el verano de 1705. En aquellos días fatídicos era alcalde de Lleida Ignasi de Gomar. Cuando a finales de agosto llegaron noticias del desembarco aliado en Barcelona con Carlos a la cabeza, Gomar movilizó el regimiento de la ciudad poniéndolo al servicio de la causa borbónica. Al principio, la ofensiva austracista fue un fiasco. De los seis mil catalanes armados comprometidos por los vigatans en el Pacto de Génova firmado meses antes, solo se presentaron 800 en el campamento austríaco. Y de la anunciada recepción entusiasta de los catalanes, nada de nada. Tras las primeras cartas enviadas pidiendo fidelidad al poco de desembarcar, cargadas de buenas intenciones, se pasó en poco más de una semana a otras con amenazas de multas y poco más tarde con la advertencia de que serían castigados con las armas si no se movilizaban a favor del austríaco. A principios de septiembre, Carlos tiró de su última baza y encargó al príncipe de Darmstadt, su lugarteniente y antiguo virrey de Cataluña en tiempos de Carlos II, que activara sus células durmientes en el Principado, seis en total, para que forzasen el alzamiento del somatén general. Esta vez, arma en mano y bajo coacción, la “revuelta” funcionó. En Lleida el alzamiento se activó en El Poal de la mano del noble local, Manuel Desvalls y en pocos días se levantó un heterogéneo ejército que puso sitio a Lleida. Con disensiones internas, sin ayuda externa y pese a las cartas pidiendo auxilio, Gomar acabó capitulando tras recibir un ultimátum que suponía la práctica destrucción de la “Horta” en caso de resistir.
Con el cambio de dinastía, la tropa leridana o “Coronela” participó en los meses siguientes en los saqueos de las indefensas Fraga y Cervera. Un año después el saqueo le tocó a Lleida, con su antiguo alcalde presente, no dentro de la ciudad, sino en el campo borbónico. Durante el resto del conflicto, Gomar se convirtió en un activo agente felipista, dirigiendo una de las redes de espionaje más eficaces de la guerra. Sus agentes llegaron incluso a salvar al rey Felipe de caer prisionero de los ingleses tras la batalla de Almenar. Paradójicamente el alcalde Ignasi de Gomar sí celebró ese primer 11 de septiembre, pero como vencedor.
Óscar Uceda Márquez
Candidat al Congrés per Ciutadans